En los Estados Unidos había un extenso sistema de hospitales estatales. Los hospitales se construyeron sobre ideas que comenzaron alrededor de 1800 en Inglaterra. Hoy en día, ese sistema ya no existe, por lo que las personas vuelven a vivir en las calles o al sistema penitenciario.
Para la mayoría de las personas que viven hoy en los Estados Unidos, nunca habrá ningún tipo de mejora. Tal vez un bebé nacido ayer verá una leve mejoría si vive hasta los cien años. Probablemente ella solo verá más prisiones construidas. La prisión es muy barata en comparación con el hospital psiquiátrico con personal capacitado, y en los Estados Unidos, absolutamente nada es más importante que el resultado final.
Hay un sistema de atención basado en la comunidad para los enfermos mentales. Se divide de tal manera que las diferentes facciones de los administradores manejan las discapacidades del desarrollo y las enfermedades mentales “adquiridas” más adelante en la vida. Sin embargo, ese sistema está plagado de fraude, corrupción e incompetencia, y no puede sobrevivir mucho más tiempo. Incluso si fuera posible controlar el fraude, no hay una comunidad real a la que recurrir para ninguno de estos servicios que están hipotéticamente disponibles.
El futuro de la atención de salud mental, por lo tanto, como lo veo, es lo que podría haber visto durante la Europa medieval. O tal vez un poco mejor.
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