¿Es mejor estudiar el espíritu empresarial o la gestión de una maestría?

Hablando francamente, no importa, especialmente en el contexto de la actual Economía del Conocimiento en constante cambio y en constante evolución.

Desde el punto de vista del empleador, no se mide lo que tiene almacenado en su cabeza o lo que se prescribe brevemente en una hoja de papel de calidad, adornada con el logotipo de su universidad.

Al final del día, su valor y su productividad siempre se evaluarán desde su relevancia a la acción o la propensión a la acción.

Es decir, la métrica definitiva es lo que puede hacer para producir un entregable concreto que pueda contribuir a la productividad en el lugar de trabajo y la prosperidad organizativa de su futuro empleador.

En el transcurso de mi entrenamiento profesional a lo largo de los años, tanto en Singapur como en Ciudad Ho Chi Minh, y lamento decirlo, me he encontrado con numerosos graduados de Maestros (no me refiero a mis palabras) (en muchos casos, Tecnopreneurship) que ni siquiera pueden escribir un plan de negocios básico, y mucho menos poder obtener y mantener un trabajo estable, pero la ironía es la siguiente: los resultados de sus exámenes: ¡impecables!

Muchos de ellos terminan en trabajos ocasionales y en la enseñanza de inglés.