Nuestra imaginación es la definición de adaptación evolutiva que diferencia a los humanos de los animales. Venía de la sabana reseca en África a través de millones de años de temer al gato que podría estar al acecho en el pozo de agua; darse cuenta de que una rama en el suelo puede servir como un palo para derribar fruta; entender que un gruñido que una vez solo significaba hola si se articulaba de una manera nueva puede significar que te amo. Solo a través de la imaginación podría un simio carnívoro violento adaptarse de vivir en pequeños grupos de familias territoriales a un vasto espacio que abarca la civilización. La madre de nuestro invento fue la necesidad de preguntar “¿Qué pasaría si?”
Usted pregunta: “¿Podemos llegar más alto porque podemos imaginarnos que estamos llegando más allá de un nuevo horizonte e incluso fuera del planeta?” Preguntaría si no hemos hecho precisamente eso. Podemos ser y podemos hacer cualquier cosa si solo pronunciamos las palabras mágicas: “¿Qué pasaría si?”