Las herramientas de aprendizaje electrónico brindan a los educadores y estudiantes acceso a recursos que de otra forma no podrían haber tenido, sin importar su estado o ubicación. Un estudiante de filosofía en Inglaterra puede aprender del mejor profesor que se encuentra a un continente de distancia, y puede hacerlo en su propio tiempo mientras equilibra un trabajo de tiempo completo y una familia en casa.
Pero a pesar de que el aprendizaje electrónico se ha convertido en un ecualizador educativo, todavía no es un reemplazo para el aula tradicional. Claro, la tecnología está avanzando, pero no es impecable. Al igual que cualquier innovación nueva y creciente, el aprendizaje electrónico se enfrenta a sus propios desafíos.
Para mí, aquí es donde el e-learning y el aula tradicional algún día formarán una unión: compensar una donde falta la otra.
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Esto es lo que quiero decir.
El estado del aula tradicional
En un aula tradicional, los educadores le dirán que necesitan estar alertas, tratando de involucrar a sus estudiantes en todo momento. Pero los estudiantes no siempre cooperan, tal vez estén aburridos, aislados o demasiado concentrados en el sol para prestar atención a las matemáticas.
Esa falta de compromiso es un desafío para el estudiante también. No pueden hacer una pausa en un profesor y retroceder a la parte donde dejaron de prestar atención, lo que significa que se perderán.
Contabilizar la capacidad de atención individual de un estudiante también es un problema en las aulas tradicionales. Algunos estudiantes se fatigan después de 50 minutos, otros después de 15, y no hay forma de ajustarse a eso en un entorno de tiempo real.
A pesar de estos problemas, una vez que el maestro y el alumno se encuentran en el medio y encuentran ese compromiso, es mágico. Estar rodeado de personas con ideas afines, participar activamente con compañeros y ver a los estudiantes cobrar vida una vez que se hace clic es una energía social que no se puede reemplazar, incluso con AI.
La aparición del e-learning
Una de las formas en que el aprendizaje electrónico ha intentado imitar los aspectos sociales de un aula es con herramientas como tableros de mensajes, grupos de Facebook y, sí, a veces, chatbots. Les dan a los estudiantes la sensación de que no solo están mirando un tablero de mensajes vacío, sino que están hablando con personas reales sobre sus tareas.
Por supuesto, esto no reemplaza hablar con compañeros o que un maestro sepa su nombre.
Los estudiantes aprenden naturalmente unos de otros mientras resuelven problemas y trabajan en colaboración en un aula tradicional. Se validan y estimulan mediante el tiempo cara a cara con un maestro que no proviene de un video pregrabado.
El aprendizaje electrónico aún tiene que encontrar una manera de imitarlo de verdad.
Desde la perspectiva del maestro, las herramientas de e-learning les dan retroalimentación precisa y clara sobre cómo un estudiante está involucrado con el material. Pueden ver dónde se pierden los estudiantes en una lección y asignaciones de grado con el clic de un botón.
Una carga de trabajo reducida les permite a los maestros flexionar sus habilidades de otras maneras, formas que son más beneficiosas para los estudiantes y el aula. Menos horas dedicadas a calificar los libros significa más tiempo dedicado a comprometer a cada estudiante en un nivel individual.
Es esta combinación de contenido personalizado y gestión de recursos que permitirá a los maestros dirigir nuestras aulas hacia el futuro.
Cómo se ve la clase del futuro
En estos días, más y más estudiantes están siendo conducidos a la autoinstrucción, ya sea porque no pueden pagar la matrícula o simplemente están entusiasmados con un tema. Aquí es donde entra el e-learning.
Si una plataforma pudiera realmente proporcionar contenido e interacción alrededor del usuario individual (su velocidad, sus intereses, su ubicación), entonces el aprendizaje electrónico podría darles la posibilidad de aprender lo que quieran, desde donde quieran.
Si un estudiante quiere asistir a conferencias de negocios de Harvard pero vive en la mitad del país, el aprendizaje electrónico los coloca en la sala.
La verdadera movilidad y el acceso a la educación es el futuro. Pero eso no significa que dejemos de empoderar a nuestras aulas y maestros.
Si bien el aprendizaje electrónico no reemplazará los salones de clase tradicionales, cambiará la forma en que los conocemos hoy.
Con recursos mejorados y cargas de trabajo de maestros reducidas, las aulas pueden cambiar a espacios de aprendizaje compartido. Los estudiantes pueden llegar, aprender, participar, todo a su propio ritmo en un entorno de colaboración.
Y ese es el verdadero objetivo de la educación: crear el mejor ambiente para que los estudiantes aprendan.