El ego no tiene un tamaño literal. No tiene volumen, ni área, ni longitud, ni siquiera un punto. Metafóricamente, lo que puede significar el “tamaño” del “ego” de uno es la intensidad de lo bien que uno se siente acerca de uno mismo. Otro uso incluye la relación con lo buenos que son en realidad. Etc. Si se usa de manera científica, espere que solo tenga una definición para propósitos prácticos. No ayuda que los científicos pierdan el tiempo en la semántica cuando solo pueden definir lo que significan desde el principio y atenerse a eso. Usaré la primera definición por ejemplo.
Parece obvio que lograr metas nos haría sentir mejor con uno mismo. Este no es siempre el caso. Algunos lamentan el tiempo y la energía que gastaron en una meta solo para descubrir que no querían el resultado después de todo. Otros pueden estar agradecidos por la experiencia, ya que les dio una mejor idea de lo que quieren. Etc. No se trata de qué campo en particular es objetivamente el mejor. Se trata del campo o campos en los que un individuo determinado se siente más apasionado, lo que sea subjetivamente lo mejor para ellos.