El demonio de Laplace fue una ilustración de cómo la posición filosófica conocida como determinismo causal se aplicaría al universo. Si el Demonio conociera el estado presente de cada partícula en el universo, podría predecir el futuro y conocer el pasado.
El determinismo casual es la idea de que el estado de un sistema siguiendo un conjunto específico de leyes está determinado únicamente por sus condiciones iniciales, y determina únicamente la evolución futura del sistema. Durante mucho tiempo, de hecho, hasta la confirmación de la incertidumbre cuántica, se creyó que el universo se comportaba de esta manera. Sin embargo, ahora sabemos que solo podemos predecir la probabilidad de que ocurra un evento según las condiciones originales, pero no lo que realmente sucederá.
De hecho, el demonio de Laplace también puede ser refutado puramente a partir de las matemáticas (y la informática). David Wolpert asumió que el Demonio es un dispositivo de inferencia y demostró que ningún dispositivo de este tipo puede probar todo sobre el universo del que forma parte. Esto puede considerarse una especie de “teorema de incertidumbre matemática” que se aplica tanto en los sistemas clásicos como en los no clásicos.
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