No estoy de acuerdo con Alfred North Whitehead en que “toda la filosofía es una nota a pie de página de Platón”. Sin Imannuel Kant, todavía deberíamos estar viviendo en un mundo de ciegos y mujeres, siguiendo nuestras instrucciones de la Iglesia o de la sabiduría de los antiguos. La posición revolucionaria de Kant en la “Crítica de la razón pura” es que podemos tener un conocimiento a priori sobre la estructura general del mundo sensible porque no es completamente independiente de la mente humana. El mundo sensible, o el mundo de las apariencias, está construido por la mente humana a partir de una combinación de materia sensorial que recibimos de forma pasiva y a priori que son suministradas por nuestras facultades cognitivas. Podemos tener un conocimiento a priori solo sobre los aspectos del mundo sensible que reflejan las formas a priori suministradas por nuestras facultades cognitivas. En palabras de Kant, “podemos conocer las cosas a priori solo lo que nosotros mismos hemos puesto en ellas”. La mente no es una tabula rasa. Nosotros los humanos no estamos aceptando pasivamente información fuera de nosotros mismos. La mente es un agente activo en el procesamiento de la información. Esta no es solo una revolución copernicana en filosofía sino que enmarca el contenido intelectual de las revoluciones francesa y estadounidense, ya que la mente debe estar libre de la Iglesia y el estado.
