¿Fue rápido y eficiente aprendiendo a deletrear y decodificar tanto como aprendió las tablas de multiplicar?

Comencé a decodificar (leer) y aprender mis números en el Año 1 en la Escuela Estatal Burleigh Heads en la Costa de Oro en Queensland, Australia.

La decodificación (lectura) me vino de forma natural y fácil. Aunque mi madre no me había enseñado letras ni sonidos, desde el principio del año fui la mejor y más avanzada lectora de la clase, y así permanecí hasta la secundaria. Fui a la universidad y me convertí en profesor de inglés, por supuesto. También escribo y publico en el área de la teología feminista de las mujeres (cristianismo), que consiste en deconstruir un texto desde una posición de lector alternativa. La alfabetización y la literatura eran, y son, mi pasión.

La numeración (números) no me sentó muy bien conmigo. Estaba bien con sumar, restar, multiplicar y dividir. Ciertamente no era el mejor estudiante de la clase, pero hubiera estado en el 25% superior.

Una vez que el profesor introdujo el álgebra (que creo que era alrededor del año 7), estaba completamente perdido. Nunca pude entender cómo a podría igualar una cantidad desconocida, y el hecho de que a más b sea igual a c me hizo reír. A más B dice ab, o abe si es una larga A. Como ven, mi pasión por la fonética dificultó mi habilidad para aprender álgebra.

También tengo una inteligencia espacial muy pobre y la Geometría fue un reto para mí.

Con frecuencia es así que un estudiante que tiene un talento especial en un área no se desempeñará tan bien en otras.

Gracias por la A2A.

Estaba muy motivado para hacerlo bien en la escuela y mi idioma nativo es el inglés.

Me fue difícil leer. Trabajé duro después de la escuela para leer un libro que recibí para celebrar el comienzo de la escuela. Tan pronto como llegué a casa, obtuve el libro y trabajé duro para leer. A medida que lo repetía, aprendía a confiar en el deseo de los autores de tener sentido. Las palabras que no coincidían con el contexto fueron mis errores, que necesitaba corregir.

No sabía entonces que tenía dislexia.

Cada vez que miro un número, los dígitos pueden cambiar de lugar. Me causó enormes problemas en matemáticas. Memorizar las tablas de tiempos no fue fácil. Practiqué en casa durante un mes antes de poder pasar la prueba. Era extraño como practicaba y luego olvidaba.

Soy muy bueno en geometría y lógica. Finalmente, aprendí a codificar para poder dejar de hacer cálculos manuales.