Realizando experimentos para probar si algo que la teoría predice es verdad.
La siguiente historia no es realmente cierta, pero ilustra muy bien el concepto.
Galileo desarrolló una teoría sobre la gravedad. Una consecuencia de su teoría fue que todos los cuerpos deben caer hacia el suelo a la misma velocidad (más exactamente: con la misma aceleración), independientemente de su masa. Dejó caer una bola de cuero y una bola de hierro desde la parte superior de la torre inclinada de Pisa al mismo tiempo, y ambos aterrizaron en el suelo simultáneamente, proporcionando así apoyo a la teoría.
El astronauta de la NASA, David Scott, realizó este experimento en la luna en 1971 con un martillo y una pluma:
- ¿Crees que la psicología es una ciencia, por qué?
- ¿Es la inmortalidad un hecho científico?
- ¿Cae la psicología en biología?
- ¿Puedo ver una molécula de polietileno?
- ¿Por qué todavía decimos leyes de la física? ¿No es como hablar sobre el propósito de la evolución?
Una cosa sutil, pero importante a tener en cuenta es que un experimento nunca puede probar una teoría, solo puede refutarla (o dejar de refutarla).
Otra es que los científicos no afirman que las teorías son “verdaderas”, solo que son útiles, por ejemplo, que son lo suficientemente precisas para hacer predicciones útiles. La ciencia avanza al reemplazar las teorías menos útiles (= precisas) por otras más útiles (= precisas).
Estos puntos a menudo se malinterpretan (o se ignoran deliberadamente) en los debates sobre la ciencia.