Una de las personas más importantes, si no la más importante, en la vida de un niño es un maestro. La actitud, el comportamiento, el lenguaje y el estilo de enseñanza de un profesor pueden hacer mucho para hacer o deshacer a un buen estudiante.
En el libro Herramientas para la enseñanza (Jossey-Bass Publishers: San Francisco, 1993), Barbara Gross Davis cita las buenas prácticas de enseñanza como la mejor manera de contrarrestar la apatía de los estudiantes. Esto obviamente incluye la forma en que un maestro le habla al estudiante.
Los mejores maestros fomentan el aprendizaje, el esfuerzo, la motivación y la curiosidad de las siguientes maneras:
- Hablando en voz baja: el tono y el tono de la voz de un maestro pueden tener un impacto duradero en un estudiante, como muchos de nosotros recordamos de nuestros días escolares. Un maestro con un hábito chirriante rara vez ayudará a calmar a un niño nervioso.
- Elogiar públicamente y en privado: los mejores maestros saben que uno de los elementos esenciales para alentar a un niño a mejorar es el elogio. A los estudiantes, al igual que a todos los demás seres humanos sin importar la edad, les gusta ser elogiados. Elogiar públicamente a un estudiante también tiene el beneficio adicional de alentar a otros estudiantes a esforzarse más para ser elogiado de una manera similar. Sin embargo, si piensa que podría tener el efecto opuesto de alienar a algunos estudiantes, puede intentar elogios privados llamando a un niño a su oficina y alabándolo por un trabajo bien hecho.
- Comentarios positivos: los mejores maestros siempre están listos con una palabra de comentarios positivos sin importar cuán grande o pequeña sea la tarea. A los estudiantes les gusta ser apreciados como todos los demás lo hacemos.
- Hable con ellos: hablar con los estudiantes es necesario para crear un ambiente positivo y alentador en la sala de clase. Si saben que pueden hablar fácilmente sobre cualquier cosa sin temor, es más probable que compartan fácilmente, colaboren con otros, asuman la responsabilidad e incluso ayuden a frenar los elementos negativos.
- Palabras alentadoras: los maestros que siempre están atentos y observadores probablemente notarán cuando un estudiante se enfrenta a un problema con una tarea o, en general, parece tener problemas. Hágales preguntas cortésmente como: “¿Quiere que lo ayude?”, “¿Es esta pregunta demasiado difícil?” “¿Te gustaría tomar un pequeño descanso ahora?” etc. Si un estudiante tiene problemas, intente alentar con “Sí, ya casi está ahí”, “¿Qué tal si trata de hacerlo de otra manera?” etc.
- Habla educadamente: Mantén siempre un tono cortés. Si eres educado, tus estudiantes también lo serán.
- Pregunte su opinión: A los estudiantes siempre les encanta que se les pregunte su opinión sobre las tareas que deben realizarse. En lugar de ir a clase y decir: “Bien, esto es lo que haremos hoy”. Intente decir: “¿Qué crees que deberíamos hacer hoy? ¿La opción 1 o la opción 2?”
Referencias: The Science Education Resource Center (SERC) http://serc.carleton.edu/index.html
Barbara Gross Davis: Herramientas para la enseñanza (Jossey-Bass Publishers: San Francisco, 1993)
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