Esta es por su naturaleza una pregunta muy extraña. En primer lugar, ¿hay justicia que no sea social? Ahora llegamos al punto principal. Parece que solo hay dos tipos de argumentos a favor de la justicia, ambos malos. Para cualquiera de los dos, debe presuponer la idea misma de justicia que está tratando de justificar (en efecto, “Debe hacer justicia porque es lo que se debe hacer”), o tiene que argumentar que está en su propio yo. el interés es justo (aunque la justicia es exactamente lo que requiere que hagas cosas que NO son de tu propio interés). Entonces, los argumentos a favor de la justicia implican un razonamiento circular como en la primera instancia, o requieren una premisa falsa de interés propio como en la segunda.
Después de esto, podrías pensar que no podría haber argumentos contra la justicia. Pero hay al menos un argumento de este tipo, el que llamaríamos consecuente. Cuando hacer justicia tendría malas consecuencias, especialmente cuando hacer justicia para uno tendría consecuencias perjudiciales para muchos, algunos dirían que la justicia era la preocupación menos importante. Por ejemplo, al final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados juzgaron y castigaron solo a los principales malhechores en el régimen nazi. Muchos otros malhechores de baja reputación escaparon al juicio, al menos en parte debido a la profunda devastación social que causaría a una Alemania ya dividida y derrotada.
Entonces, para un consecuencialista, los fines siempre justifican los medios; mientras que para los no consecuencialistas extremos para quienes las consecuencias no son de interés moral, nunca lo hacen. Un ejemplo de este último punto de vista sería condenar el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki como incorrecto, incluso si tuviera la buena consecuencia de acortar la Segunda Guerra Mundial y salvar vidas que se perderían invadiendo Japón. Todavía estaría mal porque el asesinato de inocentes no puede ser justificado como defensa propia.
Este tipo de desacuerdo entre hacer juicios morales sobre la base de considerar solo las consecuencias de una acción, o solo sobre la base de consideraciones de justicia, tiende a mostrar las limitaciones en lo que podemos esperar de la teoría moral. Puede ser una guía, pero no en la medida en que tome nuestras decisiones morales por nosotros. Jean-Paul Sartre dijo una vez que, como tomadores de decisiones morales, estamos condenados a ser libres. La teoría moral es necesariamente imperfecta e incompleta. Hay mucho que condenar en cada tratamiento de los dos ejemplos históricos citados.
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