A lo largo de las generaciones, los descubrimientos científicos y matemáticos han moldeado la forma en que las masas entienden la naturaleza. Por ejemplo, los descubrimientos de Darwin lideraron la creencia de la nueva era sobre la evolución y, junto con Copérnico y otros, allanaron el camino para una sociedad racional. Luego vino la era de Newton, Euler y Leibnitz, que mostró a las personas que, al conocer las reglas ocultas de la naturaleza, se puede aprovechar su potencial para mejorar la sociedad. Esta era fue especial porque, después de unos años, la gente sintió que entendía todo y, por lo tanto, puede lograr cualquier cosa. Después de eso, llegó la era de Einstein, que nos mostró que todavía somos solo humanos y que aún hay un océano de conocimientos por explorar. El conocimiento de la escala cuántica nos llevó al suelo al mostrar los límites del conocimiento.
Con la llegada de la era de la información, las personas comunes están sobrecargadas con información que realmente no necesitan. Cientos de imágenes y miles de videos son consumidos por la gente común de hoy en día. El fenómeno de los videos virales y las imágenes impactantes que circulan como incendios forestales en todo el mundo son señales de la era venidera. Cuanto más se interconecta el mundo, más surge la necesidad de comprenderlo. Este nuevo problema es abordado por la ciencia de la complejidad y la teoría del caos está en el centro de la misma. La teoría del caos explora este mundo complejo buscando patrones en datos aparentemente aleatorios. Nos da las herramientas para detectar la fragilidad en cualquier sistema complejo y, en algunos casos, el tiempo para corregir el problema. Por ejemplo, hay herramientas para identificar si hay signos de una catástrofe inminente en una señal de serie temporal (por ejemplo, mercados bursátiles, vibraciones de máquinas). Uno puede consultar el libro de Mandelbrot ‘El mal comportamiento de los mercados’ con respecto a esta idea.