Recientemente aprendí los términos conocimiento apreciativo frente a conocimiento manipulador (debido a John Friedmann: http://books.google.com/books?id…).
Uno te permite formar modelos mentales del mundo (“apreciarlo”), el otro te permite actuar sobre él (“manipularlo”).
Tanto la religión como la ciencia contienen mucho conocimiento apreciativo, pero la religión realmente no contiene ningún conocimiento manipulador consecuente . Seguro que estructura las actividades de la vida diaria a través del ritual y las limitaciones que impone sobre cualquier cosa que quieras hacer, pero en realidad no te capacita para hacer esas cosas.
Tanto la ciencia como la religión ofrecen información de apreciación sobre si matar a alguien (una basada en la teoría de la utilidad, y la otra en una moral absoluta), pero solo la ciencia le proporciona los medios y el conocimiento para llevar a cabo su decisión (por ejemplo, espadas, venenos, armas…). Ambos tienen cosas que decir acerca de salvar vidas humanas, pero solo una permite hacerlo (a través de la medicina). La ciencia encabeza la religión precisamente donde el conocimiento apreciativo (la idea de un dios benevolente, por ejemplo) se aplica de manera injustificada y manipuladora (p. Ej., Sanación por la fe, milagros …)
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Más precisamente, la tecnología es el fin manipulador de la ciencia, que (según Friedmann) solía ser principalmente apreciable hace un par de siglos, pero ahora es principalmente “pre-manipulativa”, por así decirlo (es decir, conocimiento apreciativo valorado por su capacidad de liderar) al conocimiento manipulador en lugar de su propio bien).
Debido a esta diferencia, la religión en realidad no puede causar ningún cambio neto en el mundo. Solo puede decirle cómo actuar si ha adquirido los medios para actuar de otras fuentes. “Fuente”, más bien; en singular. En realidad, solo existe otra fuente: la ciencia (en el sentido informal de falsificabilidad y el compromiso del mundo por la experimentación de prueba y error, no una noción burocrática del “método” científico).
Es revelador que la palabra para cambio unidireccional (en oposición a oscilaciones de período o situaciones estables e intemporales) es “secular”. Originalmente tenía connotaciones muy negativas y era el antónimo de “progreso” en cierto sentido, cuando la postura apreciativa primaria con la que se veía el cambio provocado por la ciencia era religiosa. Hoy podemos ver lo que la ciencia le hace al mundo a través de una metafísica secular y tenemos las mismas probabilidades (50-50) de concluir que es bueno o malo.