Respuesta áspera y lista, con un cierto giro:
El subjetivismo en la filosofía y la ética son cosas muy diferentes.
En filosofía es similar a la escuela clásica del “idealismo”. No podemos conocer el mundo real, solo podemos conocer nuestra percepción de él, lo que nuestros aparatos sensoriales y cerebros nos transmiten. Ese es nuestro mundo, el único mundo al que podemos acceder, y no tenemos motivos para decir que, en cierto sentido, puede no corresponder a la realidad. El conocimiento “objetivo” del mundo es inalcanzable. Popper y otros han desacreditado esta opinión, creo que con buenos resultados.
La ética, o “moralidad”, como la religión lo conoce, es otro asunto. Digamos que consideramos la compasión hacia otros humanos como un principio ético. ¿De dónde sacamos esa noción? El hombre serio pensó en Dios, y dado que Dios era lo máximo, podíamos tomar el principio como absoluto.
- Si todas las premisas contenidas dentro de un argumento son completamente verdaderas y sólidas, ¿hay alguna manera de desafiarlo?
- ¿Qué preguntas no deben ser respondidas?
- ¿Por qué a la gente le gustan Kant y Nietzsche cuando se enfocan principalmente en la filosofía moral?
- ¿Por qué la gente pide ‘hechos desconocidos’ todo el tiempo?
- ¿Cómo definimos la verdad?
Los materialistas científicos sostienen que las nociones éticas representan un consenso social, un supuesto cultural común, originado en adaptaciones evolutivas que favorecieron el comportamiento social y, por lo tanto, permitieron las ventajas de supervivencia de la cooperación y la confianza entre un gran número de seres humanos. Las ideas éticas, incluso aquellas profundamente arraigadas en nuestra psiquis como el amor y la justicia, no son “buenas”, excepto en la medida en que se incorporan en un consenso y contribuyen a la armonía y las operaciones eficientes de las instituciones sociales y económicas.
¿Y con qué fin? La felicidad humana? Eso es ciertamente deseable, aunque un tanto quimérico en la verdad. Nuestras vidas son cortas, y la realización interfiere con la felicidad real y duradera. ¿Y qué sucede con los principios éticos si el hombre comienza a desesperarse y el consenso social se erosiona?
Esto ha parecido ser un problema para algunos, considerando el desplazamiento de una realidad trascendente por objetivos de utilidad social.