Los niños tienen su propia manera de ver las cosas. Perciben el mundo de manera muy diferente a la nuestra. Como adultos, estamos tan absortos en entrenar a nuestros niños y sacar lo mejor de ellos que pasamos por alto las pequeñas lecciones que un niño también puede ofrecer.
Discutamos algunas cosas importantes que un niño también puede enseñarnos en el camino:
Uno de los aspectos más asombrosos de casi todos los niños que he observado es su poder para adaptarse a cualquier situación después de sufrir algunos disturbios internos mínimos. Especialmente encuentro esta adaptabilidad más pronunciada en el caso de los bebés. El cambio de lugar o la ausencia de personas clave a su alrededor los afecta por uno o dos días, y luego se adaptan milagrosamente al escenario cambiante.
Los niños tienen soluciones simples a los problemas complicados. Nosotros, como adultos cuando reflexionamos sobre la solución ofrecida por ellos, nos desconcertamos de cómo podría escapar esta solución tan simple. ¡Los niños nos enseñan a mirar las cosas simplemente!
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Debemos seguir infectados por el nivel de energía de los niños para siempre y nunca perdernos el sentido del temor con el que miran las cosas. ¡De esa manera nos mantendremos jóvenes para siempre deleitándonos con asombro!
La madurez no tiene nada que ver con la renuncia a la inocencia. Para citar a Ayn Rand: la inocencia es una virtud, mientras que la inmadurez es un delito. Un niño siempre es inocente. A medida que crecemos y nuestros sentidos se refinan, no debemos renunciar a nuestra inocencia, ya que en algún lugar causará estragos en nuestro equilibrio mental.
Un niño es una persona de equipo. Independientemente de la clase, el credo y el sexo, están felices de tener compañeros de juego. ¡Hasta el momento en que los adultos decidan enseñar de lo contrario, viven inocentemente hasta el espíritu de equipo!
Además, la forma en que un niño se conecta con la naturaleza es digno de elogio. Un niño nunca dañará conscientemente ningún elemento de la naturaleza. La naturaleza y los animales que lo rodean pueden cohabitar con seguridad con un niño. Nosotros los adultos debemos tomar una seria lección de esto.
Los niños de alguna manera crean su propio nicho en cualquier entorno al que estén expuestos. Encontrarán su espacio, su propio mundo privado donde gobernarán con su imaginación. Como adultos, debemos aprender a crear nuestro propio mundo a nuestro favor en situaciones extremas.
Espero que el artículo anterior haya arrojado algo de luz sobre la forma en que los niños de muchas maneras nos enseñan las lecciones y, la mayoría de las veces, optamos por ignorarlas. Siempre es mejor recordar -¡El niño es el padre del hombre! Espero que hayas tenido una buena lectura.