Una de las críticas más penetrantes de la ética kantiana, en que se encuentra con Kant en su propio terreno en lugar de comenzar por atacar los cimientos, es la objeción de Hegel de que la Máxima Universal o el imperativo categórico de Kant no transmite contenido y, por lo tanto, no ofrece instrucción ética. “Actúa solo de acuerdo con esa máxima que quisieras que fuera una máxima universal”, dice Hegel, se puede reducir a un principio simple de no contradicción de la forma “Uno no puede hacer tanto x como no x “. Tal principio solo puede ilustrar tautológicamente lo que es lógicamente contradictorio, no lo que es ético, lo que para Hegel es la razón por la que el imperativo categórico parece permitir como moralmente válidas algunas máximas bastante extrañas, como “Todos, excepto yo, deben ser tratados como un medio y no como un un final.”
De lo contrario, la mayoría de las críticas a la ética de Kant atacan de manera más fundamental su énfasis platónico en la razón como el árbitro final de la moralidad, que por supuesto depende de la creencia de que la moralidad es un fenómeno racional y estático que puede describirse en términos absolutos, no muy diferentes de las leyes de la física. . La lista de filósofos, científicos sociales y otros pensadores que han estado en desacuerdo con esta caracterización de la moralidad es larga e incluye a Schopenhauer, Nietzsche, Sartre, Wittgenstein, Ruth Benedict y muchos otros.
Entre estos pensadores, incluso aquellos que podrían no identificarse como relativistas morales, existe una desconfianza de la moralidad como un fenómeno con una base completamente racional. Nietzsche y Wittgenstein, por ejemplo, consideran que la moral es un tipo de estética, o al menos similar a la estética: el juicio está involucrado, pero los juicios de ética y estética pueden no ser totalmente racionales y, en cualquier caso, no proceden generalmente de principios de partida rígidos o leyes y no son reducibles a tales leyes. Por lo tanto, si bien es posible evaluar la moralidad, no es posible prescribirla sobre una base completamente objetiva. Para Nietzsche, la base de un conjunto dado de morales es de naturaleza genealógica en lugar de trascendental: las morales tienen historias y se relacionan con las sociedades de las que brotan, y de esta manera derivan su fuerza y su poder normativo, no de estar impreso de alguna manera en las estrellas, como dice Nietzsche Kant lo tendría.