Hablando francamente, es una especie de suposición con la que comienzan los fenomenólogos. Al igual que en la psicología, la fenomenología asume que la mente consiste en un sistema gigante que procesa información sensorial del mundo externo.
La diferencia radica en cómo ambos campos se acercan a esta estructura asumida. Mientras que los psicólogos intentan describir los procesos de la mente de una manera objetiva y física (como Husserl lo distingue), los fenomenólogos sostienen que la introspección es su principal herramienta y su objetivo es destilar la “esencia” de los fenómenos sensuales, junto con las condiciones relevantes que permiten que las experiencias ser posible.
La “estructura de la conciencia y la experiencia” probablemente se refiere al objetivo de este proceso de destilación. Al nombrar la experiencia y la conciencia como estructuras, los fenomenólogos conciben su trabajo como una división en componentes y analizan qué componentes son esenciales para la experiencia sensorial. También significa que a los fenomenólogos no solo les preocupa estudiar cómo recibimos los datos sensuales (experiencia), sino también cómo se hace posible esta recepción (conciencia).
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