Para la mayor parte del mundo, las obras de Gaudí son las que lo definen. Combinaciones de colores salvajes. Formas imaginativas. Formas fantasticas. Sin embargo, a menudo falta en nuestro conocimiento de Gaudí la motivación detrás de los colores, las formas y las formas.
Incorporó la belleza natural y la rica historia de Cataluña a sus objetos. Mientras se preparaba para diseñar postes de luz para las plazas de la ciudad, escribió: “El elemento más significativo en lo que se refiere a la decoración, es el final de la pieza de soporte que tiene la forma que transmite la historia tradicional de Barcelona”.
Gaudí estaba orgulloso de su herencia catalana. Cuando los dignatarios extranjeros se reunían con Gaudí, el arquitecto solo hablaba catalán. Su orgullo por el pueblo catalán ofendió a algunos, mientras se ganó el respeto de otros.
La historia demostró, dijo Gaudí, que España debía partes significativas de su vida cotidiana a Cataluña, especialmente la bandera española, la moneda española y muchas palabras en castellano.
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El famoso arquitecto también estaba muy involucrado en la política. Tenía fuertes opiniones sobre Cataluña, España y la teoría política.
Gaudí era un hombre devoto. Él iba a la iglesia dos veces al día. Creía con convicción que su capacidad arquitectónica era un don de Dios, y que su búsqueda de la excelencia en su campo beneficiaba a su ciudad y a su amada Cataluña.
“La excelencia social se puede lograr cuando todos usan su propio don dado por Dios”, dijo. “Trabajo para Cataluña desde mi propio campo. Es decir, construyo un templo porque es el edificio más digno para representar a la gente de cualquier país”.
Su feroz dedicación a una Cataluña orgullosa y autosuficiente que luchó por su herencia y belleza inherente vive en la Sagrada Familia; que, al igual que el espíritu catalán que adoraba Gaudí, se eleva constantemente hacia el cielo, luchando por su futuro a través de la generosidad de sus partidarios.
Al comienzo de la construcción del templo, el rey de España, Alfonso XIII, caminó con Gaudí en un recorrido por la catedral. Después de una discusión sobre las dimensiones de la iglesia, el rey preguntó: “¿Por qué tal altura?” Gaudí respondió: “Porque al erigirlo, con su cruz en la parte superior, nos gustaría besar el cielo”.