Jeremy Bentham apoyó el utilitarismo, la idea de que cuando se enfrenta con más de una opción, debe elegir la que tendría más utilidad, donde la utilidad se define como “el mayor bien para el mayor número”. El principal problema con esto es que a menudo es difícil predecir cuáles serán las consecuencias.
La teoría de la deontología de Immanuel Kant dice que la bondad de una acción es inherente a la acción en sí, sin importar las consecuencias: por ejemplo, nunca debes mentir, incluso si tendría un gran beneficio y no causaría daño. Esta idea, según la propia opinión de Kant, se basa en gran medida en que las personas sean agentes libres con la capacidad de elegir el camino virtuoso sobre otro. Kant era un teólogo cristiano, y derivó sus ideas de moralidad absoluta de las doctrinas bíblicas.
Hay otras teorías interesantes sobre la moralidad, pero esas son las dos principales contendientes. El utilitarismo me parece mucho más atractivo, porque no se basa en tecnicismos mezquinos, libre albedrío, dogma o la superioridad de la humanidad sobre otras especies. El utilitarismo reconoce que no siempre sabemos lo que está bien y lo que está mal y, por lo tanto, nos alienta a buscar estas respuestas, que es en sí misma un esfuerzo de gran utilidad.