El principio de incertidumbre presenta un desafío filosófico a uno de nuestros supuestos básicos sobre la naturaleza de los objetos físicos, a saber, que las variables físicas tienen una existencia objetiva precisa y definida.
Primero, el principio de incertidumbre no pone límite a la precisión con la que se puede determinar una sola variable, como la posición de una partícula. Solo pone límites a la precisión con la que se pueden determinar simultáneamente dos variables complementarias. Segundo, la precisión perfecta no es necesaria para hacer física. Sin embargo, una mayor precisión experimental es importante porque aumenta la capacidad de hacer comparaciones entre las predicciones teóricas y las observaciones experimentales.
El principio de incertidumbre de Heisenberg es quizás llamado más precisamente el principio de indeterminación. No representa simplemente nuestra falta de certeza sobre los valores de las variables físicas, sino que expresa su falta de tener valores objetivos determinados en absoluto. Por lo tanto, representa una desviación radical de la noción de que las variables físicas tienen valores objetivos definidos. Entonces, cuanto más precisamente un aparato experimental determina el valor de una variable, más indefinido se vuelve el valor de la variable complementaria. En este sentido, el grado en que podemos decir que las variables físicas tienen una existencia objetiva definida depende de la elección del aparato experimental. Este es un desafío filosófico para nuestras nociones de sentido común de la realidad.
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