Los aceptamos ahora, y los tenemos desde hace miles de años.
Sin embargo, entienda que cualquier depredador exitoso tiene que separar presas de la manada; No importa si estás hablando de un lobo, un asaltante o un dictador. Decir “no eres como ellos, no te ayudarán, no deberías ayudarlos” es una forma comprobada de aislar un objetivo.
Una sutileza que a menudo se pasa por alto es la importancia de crear grupos intermedios: frex en Sudáfrica, el apartheid se basó en gran medida en tener a los indios como casta de nivel medio, recompensándolos por obedecer el sistema alentando su superioridad sobre los negros.
Otra es la importancia de establecer formas autodestructivas de “rebeldía”: asegurar que los alborotadores se destruyan a sí mismos hace que la vida sea más fácil para cualquier depredador. El caso clásico de la rebelión autodestructiva es la cadena feminista fumadora, que se autodenominó cáncer de pulmón como una rebelión contra una norma social que terminó hace un siglo.
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Finalmente, recuerde que el depredador en un contexto es la presa en otro; la casta en la parte superior del árbol está completamente aislada y, por lo tanto, es incapaz de resistir a los dictadores, etc.