¿Cuál es la diferencia entre el utilitarismo hedónico y el utilitarismo de preferencias?

El utilitarismo hedónico dice: maximizar el placer y minimizar el dolor, o simplemente maximizar la utilidad. La formulación clásica de Bentham es un gran ejemplo. El utilitarismo de la preferencia, por otro lado, valora la satisfacción de la preferencia y desvalúa la frustración de la preferencia. En mi opinión, el utilitarismo de preferencias puede ser una aproximación o una herramienta útil a veces, pero no compite con el modelo clásico por la validez ética básica.

Es difícil medir la cantidad de placer o dolor de un ser desde el exterior, y aún más difícil predecir esas cantidades en respuesta a varias acciones durante largos períodos de tiempo. Por lo tanto, preguntarles cuál es su preferencia (u observarlo si no pueden comunicarse lingüísticamente) puede ser una excelente aproximación. Pero también puede llevarnos por mal camino, en la medida en que los seres no son racionales. Debido al vicio, la miopía y otros factores, los seres pueden actuar de manera subóptima. Mirando a un fumador de cigarrillos pesados, por ejemplo, estaríamos equivocados al asumir que es mejor que sigan fumando, simplemente porque han revelado esa preferencia. Entonces, cuando estamos seguros de que la preferencia de un ser no se alinea con sus mejores intereses reales, debemos actuar de acuerdo con los intereses reales, no con la preferencia.

Por supuesto, debemos ser cautelosos al imponer nuestros valores a las personas. Algunos fumadores empedernidos pueden disfrutarlo tanto que no deberíamos intentar detenerlos, pero este no siempre es el caso, lo que puede demostrarse en parte por la disposición de las personas a pagar por dispositivos de compromiso para ayudarles a cambiar ciertos comportamientos arraigados.

Algunos utilitaristas de preferencias pueden responder insistiendo en que están actuando de acuerdo con las preferencias verdaderas o idealizadas de los seres, no con sus preferencias manifiestas o observadas, que por supuesto están contaminadas por la irracionalidad. Sin embargo, en el caso de preferencias perfectamente idealizadas, las preferencias y las formulaciones hedónicas convergen: la preferencia idealizada de un ser es, por definición, maximizar su utilidad.

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