Eso sería, “¿cómo puedo ser feliz?”
Esa pregunta ha intrigado a la humanidad desde que bajamos de los árboles.
Muchas personas ampliamente espaciadas temporal y geográficamente han encontrado la respuesta.
El objetivo humano común es la felicidad. Muchos lo buscan esforzándose por alcanzar la riqueza, la fama o el poder. Estos son objetivos falsos, no garantizan el éxito.
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La meditación es el enfoque racional para alcanzar esa meta independientemente de cualquier objetivo externo.
Se basa en una comprensión del mecanismo de paz mental [convencionalmente llamada felicidad] en las criaturas con nuestro tipo de sistema nervioso central.
La meditación no evoca alguna trascendencia esotérica y sobrenatural; nos da acceso a algo con lo que los humanos hemos perdido contacto a medida que crecemos y nos hemos enredado más en la complejidad de las respuestas que la vida cotidiana ordinariamente exige correctamente.
Toda actividad mental consciente es solo la herramienta que utilizamos para resolver nuestros problemas.
Una vez que se resuelva un problema, lo ideal sería dejar esa herramienta a un lado, sin importar cuán temporalmente.
Pero invariablemente no lo hacemos y eso significa que nunca somos verdaderamente felices.
Si quiere ver mi intento de explicar por qué funciona la meditación, busque “Zen del siglo XXI” en mi sitio web: Introducción