San Pablo estudió en la escuela rabínica de Gamaliel (m. 52AD); Josefo nos dice que la mitad del plan de estudios de Gamaliel incluía el estudio de la filosofía griega; parece bastante plausible suponer que se incluyó a Platón.
Filón de Alejandría (m. 50AD), un erudito judío influyente cuyo trabajo bien puede haber sido conocido por Gamaliel y San Pablo, escribió extensamente sobre temas platónicos.
Este contraste explícito entre los reinos temporal y eterno parece platónico y no estoico: aunque no miramos las cosas que se ven, sino las que no se ven: las cosas que se ven son temporales; pero las cosas que no se ven son eternas (2 Corintios 4:18; KJV). Una lectura atenta de las epístolas de San Pablo podría dar más ejemplos de este tipo.
El contraste paulino fundamental entre el “hombre carnal” y el “hombre espiritual” parece más platónico que estoico, pero tal vez sea discutible. El estoicismo tendió hacia el monismo, el platonismo hacia el dualismo (integrado).