El uso moderno del término “ciencia” significa un estudio que sigue el método científico. El método científico funciona bien para determinar si una idea es verdadera o no, pero tiene varias limitaciones significativas.
En particular, el método científico es impotente para crear nuevas ideas o nuevas hipótesis; solo puede probar hipótesis que ya existen utilizando leyes de la naturaleza que ya conocemos. El proceso de idear ideas y convertirlas en hipótesis sigue siendo un juego mental, que históricamente se ha llamado “filosofía natural”.
Cuando alguien ve algo en el mundo que no puede explicar y luego trata de explicarlo, es un filósofo. Galileo, Newton y Einstein eran todos filósofos. Solo una vez que entendieron sus ideas lo suficientemente bien como para hacer predicciones, una vez que convirtieron sus ideas en hipótesis, pudieron comenzar a utilizar el método científico para probar o refutar sus ideas.
Entonces, en cierto sentido, la ciencia y la filosofía son dos partes del mismo proceso: los investigadores recopilan información sobre el mundo, lo que inspira preguntas, que los filósofos intentan responder, y en ese momento los científicos investigan la validez de esas respuestas.