Aristóteles, en el Libro II de su “Retórica”, define la “bondad” como “ayuda hacia alguien necesitado, no a cambio de nada, ni en beneficio del ayudante en sí, sino de la ayuda de la persona”.
En un sentido ideal, sí, este estado debería impregnar a todo nuestro mundo en todo momento, “el cielo en la tierra de hecho”.
PERO, hay varios casos en que la bondad pura debería ser cancelada en el sentido obvio. Por ejemplo:
- Agresión externa ante la violencia.
- La amabilidad demostrada a individuos corruptos engañosos engañosos solo los ayudaría en su codicia; todos estos elementos criminales endurecidos no pueden ser expuestos a la bondad ‘pura’ hasta que estén listos para ello y deseen cambiar
- Al ser mentido, engañado y aprovechado.
Sin embargo, a pesar de tales escenarios en los que, por fuera, se requiere que uno sea duro y “aparentemente desagradable”, se necesita una verdadera grandeza para permanecer en un estado de “bondad” hacia todos.
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‘Ama a tu enemigo y ora por los que te persiguen’ ~ Jesús
‘Mata a tus enemigos en el campo de batalla, no por odio hacia ellos, sino porque es tu deber como guerrero luchar en este momento’ ~ Krishna
Entonces, en ese sentido, en última instancia, a pesar de las acciones externas que la situación puede exigir, la bondad pura debe permanecer establecida dentro del corazón de uno. Más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto.